FAMOUS MAGAZINE

El Regreso de

Delirios Krónicos/parte2

"le he dado mi palabra a un caballero como Julio"

Me duele la barriga y tengo sueño, si por mí fuera volvería a mi casa y me tumbaría directamente en la cama hasta Dios sabe cuándo. Pero le he dado mi palabra a un caballero como Julio Montero. Tenemos que encontrarnos a las 10 menos 15 en la puerta principal de un gigantesco mall en el cruce de Angamos con Marsano. Logro llegar a tiempo y justo cuando me dispongo a darle una llamada telefónica para hacerle saber que ya estoy en el lugar pactado, escucho que me llama por mi nombre. Con el mismo semblante animado de nuestro primer encuentro, se entusiasma y me felicita por mi puntualidad. Hace que me sienta mejor y entonces creo que fue cojonudo sobreponerme a todo el sueño y el dolor de barriga que sentía en las horas previas.

Nos da el encuentro una amiga suya, a la que por la semejanza a Julio en la manera de hablar, me es inevitable situar también en aquel contexto generacional de la escena Subte de los 80s. Juntos damos la vuelta al mall e ingresamos a un callejón menos ostentoso y de construcciones de cemento sin pintar. Es en una de estas viviendas donde El Chico De La Moto se va a reunir, en breves minutos, con los otros compinches musicales que tuvo tras la disolución de Delirios Krónicos. Los muchachos de Sin Kura, la banda con la que ha persistido a lo largo de todos estos años en su inquieta travesía por el Rock.

Uno a uno van llegando los muchachos y hay un buen ambiente entre ellos, pues han quedado en grabar la sesión de esta noche. Se nota que se conocen de años, pero, al mismo tiempo percibo con diversión como al ingresar a la sala de ensayo va invadiéndoles esa expectativa nerviosa por lograr un desempeño musical acorde con lo que tienen en mente. Yo tomo asiento a un costado del baterista y apenas el chico de los controles da la señal de que ya está grabándolos, empieza un espectáculo que vale la pena narrar.

Siempre marcando los inicios con persistentes golpes de bombo, la música de Sin Kura parece una neblinosa oscilación entre marchas militares de la Segunda Guerra Mundial y cánticos fervorosos de alguna tribu antigua perdida en el tiempo.

Resulta evidente que la danza ondulante de Delirios Krónicos viró hacia diagonales y angulosas formas de un ritmo menos dorado y más acorde con el brillo del betún en las encueradas botas de un soldado anónimo. Y creo que todo esto tiene un núcleo emotivo en la incertidumbre que rodeó la vida de Julio tras el final de aquella primera gran experiencia musical. Pues, como él mismo me contaba, a los feroces brotes del terrorismo en la Lima de aquel entonces, se sumó una repentina falta de empleo que lo llevó a buscar oportunidades en donde menos imaginó, ganando una experiencia de vida que hoy reconoce como crucial.

Es, pues, verdaderamente emocionante, verlo interpretando con gran urgencia estas canciones de finales de los ochentas que dan testimonio de una ciudad en llamas y disparos a matar, tan vigentes en tiempos como los actuales, donde –por más que sostengan que el terrorismo ha sido derrotado- día a día nos informamos en las noticias de más jóvenes envueltos en el sicariato o inscritos en ese engañamuchachos de mierda llamado MOVADEF.

Es arrasador y volcánico el cauce de Sin Kura. No miente.

Entonces Julio saca de su bolsillo un arrugado papel con letras escritas a mano y me da a entender que se trata de un tema nuevo. Lo veo alzarse y pagano y bendito rezar: “Quiero ser un santo, purificar mis pecados, tener estigmas en las manos, vestirme de morado”. Inmediatamente, todos los ahí presentes nos sumamos al ruego. Los músicos con su réquiem y Karina –la amiga invitada- y yo, inmortalizando a nuestra manera -ella con la cámara de fotos y el que les habla dibujando velozmente en un cuaderno- las flamas de aquel rito. La fantástica sesión finaliza y me ha servido para apreciar en palco de honor al gran genio creador y expresivo de Julio Montero. Ahora, el 17 de Octubre, ya con Delirios Krónicos, se viene el justo reconocimiento de una masa entregada al regreso de una leyenda, que - me queda claro- nunca se fue, sino…. todo lo contrario ¡SIGUE CON LA MOTO PRENDIDA Y LISTA PARA RASPAR LA PISTA CON NUEVAS CURVAS!

(Esta historia continuará….)

escrito por :Dante Murillo

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